¡LA MARCA!
Dicen que Napoleón, una vez, tomando un mapa, apuntó para
las Islas Británicas y observó: “Si no fuese por ése lugar, marcado en rojo,
habría conquistado el mundo”.
Sabe usted que Satanás apunta hacia la cruz de Cristo para
decir: “Si no fuese por esa marca, en rojo, yo hubiera conquistado el mundo.”
¡Pero él no lo conquistó! El Señor Jesús, en la cruz, fue
el gran Conquistador. Derrotó al mundo, derrotó la muerte, derrotó el odio,
derrotó la mentira, derrotó el desánimo, derrotó el pesimismo, derrotó las
adversidades, derrotó el mal y al demonio. Venció a todos y nos hizo, en Él,
más que vencedores.
¿Qué sería de nosotros si no fuese el Señor?
¿Que caminos estaríamos siguiendo si nuestro Salvador no
nos estuviese dirigiendo?
¿Dónde encontraríamos la paz si Él no nos la diese?
¿Dónde encontraríamos la vida abundante y eterna si la
propia Vida no la estuviese dando a nosotros?
Sí, fue la marca en rojo, de la sangre de Jesús, vertido
en la cruz del Calvario, que transformó nuestros corazones. Fue aquella marca
en rojo que nos purificó y tornó blancas nuestras vestiduras. Fue aquella marca
en rojo que nos sacó del camino de la perdición y nos ha conducido al puerto de
nuestra salvación.
Hoy estamos libres, del miedo, del pecado, de la condenación.
Estamos libres porque Él nos libertó. Estamos libres porque Él pagó el precio
de nuestra libertad. Estamos libres porque recibimos a Cristo y nos tornamos
hijos de Dios.
Cristo venció a Satanás y al mundo y nosotros también
vencemos… ¡por la fe en su nombre!
“Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y
esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe” (1 Juan 5:4).
Saludos y Bendiciones